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Casos de Estudio
Carole Jarvis
A sus 66 años, Carole ha vuelto al baile
de salón, a la natación y al gimnasio, tras su operación de
reemplazo total de rodilla.
Hace
20 años me rompí la pierna derecha en un accidente y, progresivamente,
la rodilla me dolía cada vez más. Me pusieron inyecciones de
cortisona en la rodilla y, durante el último mes tenía que usar
una máquina “tens” para soportar el dolor al andar. Tuve que
reducir mis sesiones de baile y dejar de pasear, un placer del
que, previamente, disfrutaba mucho. Continué yendo al gimnasio
para reforzar los músculos de la rodilla, pero sólo podía hacer
ejercicios sin apoyo de peso.
Me hicieron la operación el 13 de Mayo de 2003. Los fisioterapistas
me pusieron a andar al día siguiente con muletas y a hacer ejercicios,
y salí del hospital a los cuatro días con un bastón. Pude andar
cortas distancias lentamente sin el bastón y una semana después
conduje el coche hasta el supermercado para hacer algunas compras.
Me quitaron los puntos de sutura a los 10 días y entonces volví
al gimnasio para hacer algunos ejercicios. A estas alturas ya
no utilizaba el bastón y podia nadar un poco. Al principio no
podía hacer mucho impulso con la pierna derecha, pero mejoró
de día en día y en una semana me sentí mucho mas fuerte. Utilicé
Árnica (una crema homeopática) en la contusión y en la cicatriz
y, después de tres semanas apenas eran visibles y empecé a bailar
nuevamente. Era maravilloso no tener dolores pero, al principio,
los músculos necesitaban refortalecimiento y la actividad constante
de horas de lecciones fueron excesivas en esta etapa.
Fuimos de vacaciones a Suíza a fines de Julio y comienzos de
Agosto de 2003 y esto fue un gran éxito. Anduve mucho, incluyendo
un paseo fácil de 8 kilómetros por caminos planos y dos paseos
alpinos empinados. Todos estos paseos eran familiares, pero
no hubiera podido ni siquiera considerarlos antes de la operación.
Puede hacerlos cómodamente, pero despacio. El 1 de Agosto subí
a la cima del Dent de Nendaz y de ahí fui andando hasta el funicular,
un ascenso de unos 300 metros por senderos montañosos. El paseo
de 8 kilómetros por caminos planos lo hice al día siguiente
y el 3 de Agosto fuimos juntos hasta otro pueblo y regresamos,
por senderos muy empinados y nuevamente con una diferencia de
altura de unos 300 metros. Después de estas vacaciones volví
a mis lecciones de baile.
No cabe la menor duda de que, sin la operación, habría tenido
que dejar el baile y de hacer ejercicios con apoyo de peso.
No sé cómo pude vivir con el dolor antes de la operación y siento
que he recibido una nueva vida.
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