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Casos de Estudio
James Gray
James Gray tiene 73 años y la mayor parte
de su vida trabajó como electricista. Tiene dos nietos.
En
mi juventud pase mucho tiempo haciendo ejercicio para mantenerme
en forma, e iba al gimnasio tres tardes por semana. También
hice mucho ciclismo.
Mi salud fue razonablemente buena, excepto por la psoriasis,
de la que empecé a padecer poco antes de los 40 años y que,
con el transcurso de los años fue acompañada de
artritis, inicialmente en la espalda hasta que, progresivamente,
para 1992 empecé a tener serios problemas en la espalda y en
las rodillas.
Como los calmantes recetados por mi médico no me aliviaban,
me puse en contacto con el Club de Fútbol Celtic y hablé con
el fisioterapista del equipo, quien me aconsejó consultar privadamente
a un cirujano ortopédico de Glasgow. Como resultado me hicieron
varias operaciones de cirugía menor, incluyendo artroscopia
para recortar el cartílago dañado. El cirujano sugirió reemplazos
parciales, pero no hasta que tuviera más de 65 años.
Durante muchos años sufrí de grandes dolores en mi rodilla izquierda,
pero cuando mi rodilla derecha también empezó a dolerme, tuve
que dejar de trabajar durante un tiempo. Descansé unas semanas
y cuando volví a laborar sólo aceptaba trabajos que no requerían
un gran esfuerzo físico, pero en poco tiempo se hizo evidente
que tendría que dejar de trabajar permanentemente.
En 1998 volví a ver al cirujano, que entonces sugirió hacerme
reemplazos totales, ya que los “reemplazos parciales” no estaban
durando más de cinco años. Aunque al andar tenía grandes dolores,
yendo en bicicleta por el llano los dolores eran ligeros, lo
que me permitía ir en bicicleta a sitios a los que no podía
llegar andando.
Mi principal preocupación era si podría seguir montando en bicicleta,
pero el cirujano no podía garantizarme esto porque, si conseguía
flexionar las rodillas hasta 90 grados, esto era una bonificación,
y 90 grados de flexión no son suficientes para hacer ciclismo.
El cirujano me preguntó qué distancia podía andar, y le dije
que si tenía que ir mas de 100 metros prefería coger el coche
en lugar de caminar. Descubrí que si me tocaba los dedos de
los pies para estirar mi espalda, podía conseguir suficiente
alivio para continuar. El cirujano llegó a la conclusión de
que mi espalda era el principal problema y me hicieron un grammagram
de columna. Los resultados no fueron buenos y el cirujano no
estaba dispuesto a operarme, ya que corría el riesgo de terminar
en una silla de ruedas.
No obstante, me presentó a otro cirujano ortopédico de Glasgow
que se especializaba en columna. Cuando éste revisó los resultados
del grammagram expresó confianza en poder ayudarme y me hizo
dos operaciones de columna, la primera en 1999 y la segunda
en el 2000. La primera tuvo éxito; me recortaron un disco herniado
y me extirparon un ligamento que se habia curvado e introducido
en el canal de la columna.
La funda de este ligamento tuvo que ser desechada, lo que me
produjo problemas de adherencias. La segunda operación, para
liberar las adherencias, no fue tan exitosa, y ahora tengo el
pie derecho entumecido.
Mientras me recuperaba de todo esto, busqué la máxima información
posible sobre prótesis de rodilla, y escribí a varios médicos,
universidades y empresas, tanto en Inglaterra como en el extranjero.
A fines de Agosto de 1999 leí un artículo en el periódico local
que Corin había hecho una donación a dos médicos del Hospital
Monklands para perfeccionar el desarrollo de prótesis de rodilla.
Me interesé inmediatamente y establecí contacto con Corin.
Después de hablar con Jack Thomas, Director de Ventas, le convencí
para que me enviase una copia del folleto de la prótesis de
reemplazo total Rotaglide, junto con una copia de su estudio
de seguimiento a nueve años. La prótesis de Corin podía llegar
a 120 grados de flexión. Por mis conocimientos de ingeniería
pude apreciar que la prótesis de Corin era mucho mejor que las
otras de las cuales tenía referencia.
El cirujano que me había operado de la columna quería hacerme
el reemplazo de las rodillas pero, desafortunadamente, no utilizaba
los productos de Corin; aunque dicha empresa le habia contactado,
él estaba satisfecho con los resultados de la prótesis que estaba
usando. Me dijo que posiblemente podría montar en bicicleta,
pero no estaba seguro. Yo no estaba convencido y decidí no hacer
nada de momento.
Para el 2002 mis rodillas habían empeorado mucho, especialmente
la izquierda, y estaba empezando a andar al estilo de John Wayne,
y solo podia subir y bajar las escaleras “a cuatro patas”. Me
puse en contacto con el representante regional de Corin que
se mostró servicial y entusiástico y me convenció de que la
decisión correcta era el reemplazo. También pensaba que yo podría
hacer ciclismo después de la operación. Esto fue fundamental
en mi decisión de hacerme el reemplazo. Cuando le pregunté qué
cirujanos estaban usando la prótesis de Corin me proporcionó
tres nombres.
Finalmente, el Dr. Gavin Tait, que ya había hecho mas de 200
operaciones similares, me hizo el primer reemplazo en Agosto
de 2002.
Cuando regresé a casa pasé mucho tiempo durmiendo, pero conseguí
hacer la mayoría de las cosas yo mismo, ya que vivo sólo. Busqué
una asistenta durante la primera semana para que viniese una
hora diaria a hacer la cama y la limpieza. Mi hija, mis vecinos
y mi hermana me visitaron para asegurarse de que yo estaba bien
y para hacerme las compras necesarias. También tomé la siesta,
ya que no dormía bien por la noche. Me hice un marco para que
las ropas de cama no tuviesen contacto con mis piernas, porque
al darme la vuelta en la cama me despertaba.
El mes siguiente continué más o menos lo mismo, sin dormir bien
por la noche, sin hacer nada en particular y durmiendo mucho
durante el día. Fue durante este mes que empecé tentativamente
a hacer que mi pierna izquierda me alzase un escalón, hasta
que progresivamente pude subir y bajar las escaleras utilizando
la barandilla en un lado y un bastón en el otro.
A la séptima semana volví a conducir mi automóvil, lo que fue
muy bueno, ya que estaba empezando a sentirme intranquilo de
no hacer nada. Ahora podía desplazarme y ver lo que sucedía
a mi alrededor.
A la décima semana traté de caminar mayor distancia de lo que
habia podido andar en muchos años, pero era mi espalda, mis
tobillos y mi rodilla derecha los que controlaban lo que podía
andar.
Empecé a montar en bicicleta a la onceava semana, aunque la
primera vez sólo hice cinco kilómetros. Trato de salir en bicicleta
tres veces por semana, aunque el tiempo atmosférico y las circunstancias
frecuentemente me lo impiden. Limitándome a terrenos planos,
tengo suerte de vivir cerca del lago y parque de Strathclyde.
Cuando uso la bicicleta trato de hacer por lo menos ocho kilómetros
en los piñones bajos para continuar extendiendo mi rodilla.
Al principio la siento bastante tensa, pero pronto se relaja
y la siento normal después de unas 2.000 pedaleadas.
Aunque sabía que tendría que pasar por todos estos percances
y dolores otra vez con la rodilla derecha, estaba impaciente
por visitar nuevamente al Dr. Tait y volver a comenzar. El dolor
postoperatorio es totalmente diferente del dolor artrítico y
cada dia que pasa es más soportable, mientras que el dolor artrítico
se hace cada vez más insoportable.
Ahora el Dr. Tait me ha reemplazado
la rodilla derecha y la recuperación ha sido mucho mas rápida
que la primera vez, probablemente porque ahora tengo una buena
rodilla para ayudar a la recuperación de la otra y porque tengo
una mejor idea de lo que puedo esperar.
Cuando el Dr. Tait me encargó que volviera a su consulta en
el aniversario de la operación pensé que era un plazo muy largo,
pero tenía razón, pues he necesitado un año para que mi rodilla
vuelva a la normalidad. Habiendo dicho esto, durante los últimos
seis meses se ha venido comportando normalmente aunque esto
sea una ligera exageración porque siempre noto una ligera rigidez,
pero no dolor.
Sin embargo, me siento afortunado de vivir en una época en la
que la tecnología y la cirugía han avanzado al actual nivel
de permitir que las rodillas desgastadas puedan ser reemplazadas
con prótesis tan eficaces.
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