El Reemplazo Total de Cadera
Convencional.
Es una intervención muy exitosa para el tratamiento de la artritis
de cadera, una condición que causa gran dolor y pérdida de movimiento.
La
cadera es una articulación de doble esfera que permite que la parte
superior de la pierna pueda moverse de lado a lado, hacia adelante
y hacia atrás, y rotar. La articulación esta compuesta de la cabeza
del femur (la bola) que se acopla en el acetábulo (el sócate). En
la cadera sana, la cabeza del femur y el acetábulo estan recubiertos
de cartilago, y la membrana sinovial que segrega el líquido sinovial, este crea una superficie lisa que permite a la articulación moverse libremente.
Los primeros RTC
en 1938 consistían en prótesis en las que ambas superficies eran
de metal, denominadas de metal/metal. Durante la década de los 50
y comienzos de los 60, varios cirujanos desarrollaron prótesis de
cadera con este tipo de articulación, pero no eran prótesis de resuperficialización.
Muchos de estos diseños tenían tendencia a aflojarse tempranamente,
ya que las técnicas empleadas para fijar los implantes en el hueso
no resultaron ser eficaces. Sin embargo, las prótesis que no se
aflojaron generalmente duraron bastante tiempo.
A comienzos de los años 60 un cirujano británic; Sir John Charnley,
desarrolló un nuevo tipo de RTC
que continúa siendo usado actualmente. Esta operación requiere cortar
la cabeza desgastada del fémur y reemplazarla con una bola metálica
(cabeza) y un tallo metálico (vástago) introducido en el canal femoral,
con una copa acetabular de polietileno. Ambos componentes se anclan
al hueso con “cemento óseo”. Esta operación se ha convertido en
una intervención muy habitual. En el Reino Unido se realizan unos
45.000 reemplazos de cadera anualmente (aproximadamente 200 diarios).
El mayor problema del reemplazo
total de cadera utilizando
copas de polietileno es que el polietileno se desgasta gradualmente
y, eventualmente, llega al punto de que la prótesis deja de funcionar
correctamente. En los pacientes de gran edad con un reducido nivel
de actividad ésto quizás no suceda hasta haber transcurrido 20 años
o más, pero en los pacientes jóvenes y más activos, puede ocurrir
mucho antes.
El otro problema es que aunque el polietileno es inerte (bien tolerado
por el cuerpo) el roce del metal con el polietileno hace que se
desprendan partículas minúsculas producto del desgaste. Estos detritos
del polietileno pueden causar irritación. A medida que las partículas
se introducen entre el hueso y la prótesis, esta irritación hace
que el hueso circundante sea absorbido por el cuerpo, lo que produce
al aflojamiento de la prótesis.
Para solucionar estos problemas en los pacientes jóvenes y activos
que necesitan un reemplazo de cadera era necesario un tipo de prótesis
diferente y, por esta razón Corin
desarrolló el nuevo sistema de resuperficialización
de la cadera.
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